En pleno pico de la pandemia del coronavirus en España, cuando la capital atravesaba uno de los momentos más complicados y difíciles a todos los niveles, doctores del Instituto de Investigación del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid i+12, la Universidad Miguel Hernández y el Hospital Universitario San Juan de Alicante, decidieron que por muy sobrecargados de trabajo que estuvieran, era el momento perfecto para analizar cómo estaba viviendo la sociedad la expansión de la Covid-19 y todo lo que acarreaba.

Artículo (La Consulta de Chamberí) - Pandemia

El doctor Roberto Rodríguez-Jiménez, investigador principal del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y jefe de la unidad de Psiquiatría de dicho centro, explica a Madridiario que aquella decisión ha sido una de las que más éxito ha proporcionado al estudio, cuyos resultados han comenzado a publicarse en las últimas semanas. “Difundimos una encuesta on line entre el 29 de marzo y el 5 de abril, cuando todas las gráficas mostraban el alza del número de fallecidos y contagios y la gente estaba confinada en su casa”, explica Rodríguez-Jiménez.

La mente tiende a distorsionar con el paso del tiempo los recuerdos, en especial los malos, como mecanismo de defensa. Ahora puede que pensemos que fueron tres semanas nada más y que lo llevamos más o menos bien, pero la realidad es que entonces muchas personas vivieron tres semanas como si fueran tres años”, dice el del 12 de Octubre. Por ello era necesario hacerlo en ese mismo momento, cuando no había duda de que los encuestados plasmarían la realidad de sus sentimientos y emociones, algo que por otra parte no llevaron a cabo en muchas instituciones y que ha valido para que este estudio haya sido publicado en varias revistas científicas de renombre.

La investigación ‘Estudio Global – PSY Covid San Juan I+12’ ha corrido a cargo de los doctores Lorena García-Fernández, investigadora del CIBERSAM en la Universidad Miguel Hernández / Hospital Universitario de San Juan (Alicante), y del ya mencionado Roberto Rodríguez-Jiménez, quienes diseñaron un sondeo que fue difundido de forma online por todo el país y que dio una muestra de más de 1.600 personas que respondieron voluntariamente y de forma anónima a las preguntas formuladas. La metodología utilizada fue la conocida como ‘bola de nieve’, aquella que permite extender el conocimiento de la existencia de la encuesta a partir de un primer lanzamiento a través de redes sociales y correo electrónico que permite su reenvío por los posibles usuarios.

Mayor vulnerabilidad a menor edad

La evaluación a través de diferentes variables de sus resultados ha dado lugar, por el momento, a dos hipótesis diferentes. La primera de ella, publicada en la revista de prestigio internacional American Journal of Geriatric Psychiatry, indica que han sido las personas mayores de 60 años las que menor nivel de ansiedad, depresión y trastornos de estrés agudo han sufrido, un hecho que ha sorprendido a los investigadores dado que “por todos era conocido que este grupo de población era el que registraba mayor morbilidad y riesgo de padecer los síntomas más graves de la Covid-19”, dice Rodríguez-Jiménez.

Además, tal y como se indica en el estudio, “estos resultados son especialmente llamativos ya que parece aceptable plantear la hipótesis de que, además de la conocida vulnerabilidad física al virus, los efectos emocionales motivados por el miedo, el estigma y el aislamiento forzado podrían esperarse” en dicha población. Del mismo modo, la investigación recoge que “poco se sabe sobre el estado mental de los ancianos […] Estos grupos de edad son también escasos porque los pacientes más mayores generalmente han sido excluidos de los ensayos clínicos. Por otro lado, los pocos estudios chinos existentes identifican a los grupos de edades comprendidas entre los 18 – 30 años y los mayores de 60 años como las poblaciones de mayor riesgo a padecer estrés”.

Sin embargo, los resultados han podido determinar que los nacidos entre 1930 y 1960 han sobrellevado la situación con mayor calma y estabilidad. “Tiene que ver con factores culturales, en especial de tipo sociológico y externos a la persona”, explica el doctor. “Cuando estas generaciones nacieron, España atravesaba una situación económica, política y social muy compleja. Hubo una guerra civil, después una postguerra en la que impero el hambre y la necesidad, el racionamiento… una serie de circunstancias que han fomentado entre ellos una cultura del esfuerzo, de salir adelante y afrontar situaciones adversas”, dice el psiquiatra. “La palabra clave para entenderlo es resiliencia”, apostilla.

Tal y como relata a Madridiario el doctor del Hospital 12 de Octubre, las respuestas cualitativas en torno al tema han dejado al descubierto una de las frases más escuchadas de nuestros mayores: “Pues anda que no hemos pasado nosotros por cosas en otras épocas”. Por el contrario, las generaciones más jóvenes “han convivido desde su infancia con la cultura de la inmediatez, han tenido en términos generales una vida más fácil que la de generaciones anteriores, y esto ha hecho que la situación pandémica sea algo muy tremendo en sus vidas”, señala Rodríguez-Jiménez.

En cualquier caso, el estudio realizado sí ha objetivado que este grupo concreto de personas, iguales o mayores de 60 años, presentaba mayores niveles de ansiedad, depresión y estrés agudo en los casos que tenían problemas económicos o tomaban ansiolíticos.

Los sanitarios, los más afectados

Por su parte, con los resultados obtenidos el equipo del doctor Rodríguez-Jiménez y la doctora García-Fernández ha arrojado datos sobre el impacto de la pandemia en la salud mental de los trabajadores sanitarios españoles. “España tiene el mayor porcentaje de trabajadores sanitarios infectados de Covid-19, lo cual ha llevado a una gran preocupación entre los trabajadores sanitarios que precipitan respuestas de ansiedad, depresión y estrés agudo”, indica el estudio.

Así, los investigadores del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid i+12, la Universidad Miguel Hernández y el Hospital Universitario San Juan de Alicante marcaron como sus objetivos “explorar la presencia diferencial de estos síntomas entre los trabajadores sanitarios en comparación con los no trabajadores sanitarios; comparar su presencia en los diferentes roles del Sistema de Salud; y estudiar la relación entre el estado emocional de los trabajadores sanitarios y variables ambientales”, señalan.

Este estudio en particular, publicado en Psychological Medicine, parte de las respuestas de los datos obtenidos de 1.787 cuestionarios online, los cuales 781 han sido respondidos por trabajadores sanitarios, entre los que se incluían personal médico, de enfermería, celadores y administrativos, y 1006 por no sanitarios y de otros sectores. Como ya se ha indicado, las encuestas se llevaron a cabo entre el 29 de marzo y el 5 de abril, durante el pico de la pandemia, en toda España y respondieron a tres tres escalas para evaluar ansiedad, depresión y estrés agudo: Escala de Ansiedad de Hamilton (HARS), Inventario de Depresión de Beck (BDI) y la escala para el trastorno de estrés agudo (ASDI).

“Tanto el personal sanitario como el no sanitario presentó marcados síntomas de ansiedad, depresión y estrés agudo, siendo mayor entre los trabajadores de la salud de los trabajadores no sanitarios”, indica Rodríguez-Jiménez. Los datos desgranados señalan que un 14,5 por ciento de los trabajadores sanitarios (frente a un 11 por ciento de los no sanitarios) sufrió de estas patologías psiquiátricas durante la pandemia, destacando que un 20,3 por ciento de los trabajadores de enfermería señaló haber sentido cuadros de ansiedad, depresión y estrés agudo.

El motivo de ello, señala el del 12 de octubre, es que el personal de enfermería “es el grupo que está más en contacto continuo con los pacientes, y por tanto tienen mayor riesgo de contagio”, explica. El doctor señala, además que el estudio también detectó que el estado emocional de los sanitarios está condicionado por factores como el nivel de información recibido o la disponibilidad de medidas de protección adecuadas: “A mayor información sobre la situación y mayor sensación de que existen unas buenas medidas de protección y el acceso a las mismas (como mascarillas, guantes, trajes, etc.), menor es el porcentaje de estrés, ansiedad y presión entre estos trabajadores”, explica. Curiosamente, la percepción de unos medios de protección excesivos también se asoció a mayores niveles de depresión, aunque no de ansiedad ni de estrés agudo.

Objetivo: prevención

“Todo ello apuntaría a lo deseable de protocolos de apoyo en salud mental a los trabajadores de este colectivo, y en especial a los grupos más afectados como Enfermería y médicos, principalmente los residentes, que obtuvieron mayores puntuaciones en las escalas”, aseguran los investigadores. Así, Rodríguez-Jiménez explica a Madridiario que el objetivo último del estudio es conocer “qué reacciones psiquiátricas se producen en este tipo de situaciones para poder responder antes de que pase, en especial en los grupos más vulnerables que se han detectado”, dice.

Como se ha venido diciendo en los últimos meses, si la llegada de la pandemia de la Covid-19 pilló a toda la sociedad sin conocimientos para enfrentarse a ella, meses después y tras un breve y ligero descanso, parece ser el momento de poner en práctica todo aquello conocido que permita focalizar las fuerzas y recursos en lo más importante y en los más vulnerables. “Si bien en general todas las administraciones han puesto acciones preventivas en marcha, ahora este estudio nos permite por ejemplo saber que hay que dedicar más apoyo a la enfermería, porque es lo que está más expuesta”, señala Rodríguez-Jiménez.

Asimismo, estos meses han permitido a los equipos médicos determinar tres grandes núcleos necesitados de atención psiquiátrica: por un lado, los grupos vulnerables detectados a través del estudio realizado, como personas más jóvenes o personal de enfermería; por otro lado, todos aquellos que deban enfrentarse a una situación de duelo y de duelo patológico; y, finalmente, aquel grupo de pacientes psiquiátricos que requieren una atención constante (personas con trastornos mentales graves, bipolaridad, etc.).

A este último colectivo, indica el del 12 de Octubre, se le ha atendido de manera periódica durante la crisis sanitaria intentando alterar lo menos posible la dinámica habitual, en especial porque además las terapias o actividades en grupo o individuales se suspendieron durante el confinamiento. Así, Rodríguez-Jiménez señala que se han hecho “videolladas, llamadas por telefónicas y, en casos de urgencia, se ha ido hasta su domicilio para atenderles presenciales de la forma más segura posible».

“Siempre hemos pensado que una pandemia mundial o el cambio climático, por ejemplo, son cosas que no pueden pasarnos, pero han ocurrido. Y hemos sufrido, ha sido horrible, pero también podía haber sido peor. Ahora es momento de estar preparados para lo que pueda venir, sea dentro de una semana o tres meses o un año”, sentencia.

TERESA AISA GASCA
18 AGOSTO 2020 – MADRIDDIARIO

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