La pandemia de la Covid-19 y todas las restricciones asociadas han cambiado hábitos, rutinas, la forma de trabajar y de relacionarnos e, incluso, el erotismo y la sexualidad, en especial entre quienes no tienen pareja estable. Tres de cada cuatro españoles siente miedo ante la idea de mantener relaciones sexuales con personas desconocidas, y siete de cada diez dice ser ahora más precavido y haber reducido conductas de riesgo, según una encuesta de la empresa Control.
Las discotecas, que encabezaban la lista de lugares en que los jóvenes y no tan jóvenes conocían a sus parejas sexuales, llevan cerradas desde marzo. Y fiestas, celebraciones y conciertos, que también eran aprovechados para ligar, han desaparecido de las agendas. Las opciones de flirteo en clase y en la oficina, con la formación online y el teletrabajo, se han visto muy mermadas, sobre todo cuando se trata de iniciar nuevos contactos. Los viajes de trabajo y las copas nocturnas que daban pie a encuentros inesperados o ligues de una noche tampoco forman parte de la normalidad impuesta por la covid. ¿Se ha acabado el salir a ligar?
“Salir a ligar o seducir es tratar de despertar interés romántico o sexual en otra persona, y se basa en dos motivaciones básicas como humanos: la sexualidad y los vínculos afectivos; dudo que, por muchos cambios que haya en el entorno, estas motivaciones cambien; otra cosa es que tengamos que modificar las estrategias”, responde Sílvia Pastells, doctora en Psicología Clínica y vocal de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS).
Algo similar opina su colega Isabel Moreno, psicóloga y sexóloga especializada en relaciones de pareja. “El hecho de ligar no desaparece, sino que se transforma, se va adaptando a las oportunidades”, dice. Y ¿cómo es ahora el erotismo, las estrategias para ligar? ¿Cómo viven la sexualidad los jóvenes de la pandemia?
Para responder a esas preguntas, el sociólogo Santiago Cambero decidió consultar a sus alumnos de la facultad de Educación de la Universidad de Extremadura. Y, de los grupos de discusión organizados con ellos, extrajo la conclusión de que el distanciamiento social está reprimiendo los contactos físicos entre jóvenes, está impulsando el consumo de pornografía, las descargas de aplicaciones para ligar y el sexting (el envío de mensajes e imágenes de sexo a través del móvil), y se está generando cierto vacío existencial y déficit emocional en edades en que muchos esperaban estar viviendo sus primeros encuentros amorosos.
Entre los que ya tienen pareja, Cambero observó cierto exceso de dependencia emocional y una mayor conciencia sobre el sexo seguro, y también algún colectivo proclive a los atracones o “borracheras de sexo” por miedo a que se refuercen las restricciones o a un nuevo confinamiento.
“El equivalente a las discotecas son ahora los tardeos ; se ve en las terrazas de los bares, por la tarde, que son el momento de encuentro presencial”, afirma Moreno, aunque también enfatiza que mucha actividad del “salir a ligar” se ha traslado a lo virtual, se ha hecho online.
Según el último barómetro Los jóvenes y el sexo de Control, el porcentaje de personas que usan las redes sociales y las apps de citas para ligar y conocer a sus próximas citas ha pasado del 50% al 57% con la pandemia. Y lo mismo ocurre en otras franjas de edad: las citas virtuales se imponen.
Así lo ha constatado también el profesor Cambero entre sus estudiantes: “Las descargas de apps para ligar –Meetic, Tinder, Happn, Badoo…– han aumentado, y los más jóvenes ligan principalmente por Instagram, aunque reconozcan que hay mucho postureo en las fotos publicadas por posibles pretendientes; decían que Instagram es como una discoteca o bar de copas virtual donde se encuentran los iguales para mantener contactos entre amistades e intimar con personas de su edad”.
El informe Tendencias sexuales 2021 que ha difundido Wow Tech Group –compañía dedicada a la venta de juguetes sexuales– asegura que, en las aplicaciones de citas, los solteros buscan ahora parejas de sexting o experiencias virtuales compartidas mediante juguetes sexuales que pueden controlarse a distancia para sobrellevar así el aislamiento social.
“Se liga recurriendo a estrategias que ya teníamos, pero que ahora se usan más: sexting, citas virtuales… Para algunos es una estrategia para evitar el contacto íntimo porque tienen miedo, sea del contagio o sea de intimar emocional y físicamente con alguien”, afirma Pastells.
El teletrabajo, la suspensión de muchas actividades, de reuniones, de congresos y viajes de trabajo, ha reducido las opciones de ligar en el ámbito profesional. Si antes de la pandemia era el lugar elegido por más del 15% de los jóvenes para conocer a su próxima cita, ahora recurren a él menos del 10%, según la encuesta de Control.
Pero el flirteo laboral no ha desaparecido. “Si antes se hacía en la oficina, ahora, con el teletrabajo, se flirtea por el chat y se abren nuevas vías de contacto”, asegura Moreno. Pastells explica que “cuando un deseo intenso (sexual y/o afectivo) no se puede expresar por un medio, se pueden utilizar otros; se incorporan nuevas estrategias”.
Las sexólogas explican que la gente adapta sus rutinas del mundo físico al mundo online. “Si no podemos ir al gimnasio, optamos por el gimnasio online, y ahí también hay interacciones y se conoce gente, aunque menos que en una clase presencial, porque la atención y la conversación se focalizan más en el profesor”, ejemplifica Moreno.
Otro de los cambios que detectan los expertos y las encuestas es que el miedo al contagio y las restricciones provocan que las personas recelen más del sexo espontáneo o improvisado con desconocidos y que muchos necesiten más confianza, más conversaciones y más interacciones virtuales antes de intimar a nivel físico.
“Las conversaciones a través de las apps de contacto han aumentado porque se dedica más tiempo a hablar, a conocerse, de modo que se cree un vínculo afectivo antes que el físico”, apunta Pastells.
El miedo y las dificultades para conocer gente nueva también lleva a que algunas personas tiren de listín telefónico para tener sexo o una cita. Un 61,3% de los jóvenes de 18 a 35 años encuestados por Control explica que se inclina por antiguos ligues, amigos de amigos, o incluso algún contacto que tenía olvidado al final de la agenda. Uno de cada diez asegura que ha tenido sexo con un amigo o conocido.
La alternativa al ligue de una noche también está siendo la masturbación. “Los jóvenes reconocen de forma masiva un mayor consumo de pornografía, sobre todo durante y a partir del confinamiento, porque practicar la masturbación es una de las maneras de aplacar su deseo sexual”, explica Cambero.
Y otros estudios ponen datos a su investigación cualitativa. El realizado por la Fundación Pfizer y FAD sobre el impacto del confinamiento y la pandemia en los jóvenes de 15 a 29 años indica que el 25% ve más pornografía que antes, y que es un contenido que consumen tres de cada cuatro. Y el informe de WOW llama la atención sobre la creciente popularidad del audio-porno, especialmente entre las mujeres.
La encuesta de Control indica que, en la franja de 18 a 35 años, el 61% recurre ahora más a la masturbación y el autoplacer, y un 86% ha probado con productos sexuales, lo que justifica el aumento de las ventas de juguetes sexuales desde marzo.
Las mascarillas, indispensables ya en nuestra vida social, son otro elemento que está incidiendo en las relaciones afectivo-sexuales. “Los jóvenes se quejan de que si no pueden ir a botellones ni bares y encima no pueden ver caras, resulta muy complejo ligar”, explica el profesor Cambero. Pero cuenta que algunos estudiantes también ven la mascarilla como una aliada “porque hace a todos igual de atractivos, y creen que los menos agraciados tienen ahora las mismas oportunidades que los más guapos” de ligar.
“La mascarilla no resulta indiferente para nadie”, dice la psicóloga Isabel Moreno. “Es un mecanismo de defensa para personas que tienen baja autoestima o inseguridades: al margen de que sean guapos o feos, les quita inseguridad; en cambio, quienes tienen una imagen positiva de ellos mismos a nivel físico ven la mascarilla como algo que les perjudica”, explica.
Sílvia Pastells apunta que la mascarilla condiciona “porque se pierde mucha expresividad, y la boca y los besos son fuente de excitación y placer, y los tenemos limitados”.
Sean cuales sean los condicionantes impuestos por la pandemia, lo importante, coinciden los expertos consultados, es no renunciar a las relaciones afectivas y sexuales, necesarias siempre, pero más si cabe ahora, en tiempos de la Covid-19, enfatizan.
La sexualidad, explican, es un medio para relajarnos, crecer y distanciarnos de tantos problemas. “A pesar de las limitaciones que tenemos está bien recordar que la sexualidad es una aliada de nuestra salud, y aunque hay más miedo a las relaciones y el contacto físico entre las personas, el miedo no es la emoción en la que deberíamos basar nuestro comportamiento, al menos no de forma crónica”, comenta la psicóloga clínica y sexóloga Sílvia Pastells.
Porque, advierte, “el miedo en la sexualidad nos quita libertad, placer y bienestar; por tanto, es importante no dejarse llevar por él y que la persona siga siendo creativa, explore y busque recursos para optimizar su vida afectiva y sexual” a pesar de las restricciones impuestas por la pandemia.
El sociólogo Santiago Cambero, por su parte, alerta que muchas de las restricciones sociales se han adoptado “con un punto de vista “adultocéntrico”, sin tener en cuenta que son “una barrera para los contactos afectivos y sexuales de los jóvenes, que viven con sus padres y no tienen donde quedar y encontrarse con otras personas más allá del mundo virtual, lo cual los aboca a la hibernación justo en una época en que están en pleno desarrollo físico y psíquico y de experimentar y aprender con sus relaciones sexual-afectivas”.
“Se genera cierto vacío existencial en un joven coartado en su libertad sexual por el estado de alarma; quizá no seamos conscientes de la carga de déficit emocional que provoca en estas personas”, enfatiza este profesor tras haber analizado el tema con sus alumnos de la Universidad de Extremadura.
En esta línea, la psicóloga y sexóloga Isabel Moreno apunta que necesitamos contacto físico y relacional para el bienestar emocional, para fortalecer la autoestima, desarrollar empatía y conectar con el otro. “Me preocupa que la falta de experiencias, de oportunidades de relacionarse de una manera abierta y sana, individualice aún más a jóvenes de una generación que ya de por sí es muy individualista”, afirma.
MAYTE RIUS
03 ENERO 2021 – LA VANGUARDIA